Esencia y diferencia

El pensamiento occidental ha hecho de una diferencia una esencia. Por ejemplo, se dice que el hombre es esencialmente diferente a un animal porque tiene la razón.
 Pero el hombre es un ser vivo, animal, mamífero. vertebrado, etc. etc., igualito al mono o a la jirafa, come, deglute, se reproduce, expulsa sus desechos: en suma, somos esencialmente iguales a ellos con la sola y única diferencia de la abstracción que nos permite expulsarlos de su hábitat y alojarlos en una jaula.
 Los estudios genéticos han revelado, sin ofender a nadie, que solo ínfimas diferencias nos separan del ADN de una rata.
En el plano de las especies opera de forma similar la ideología del hombre. Si hemos discriminado al negro por su color, ¿por qué no hacerlo con el mono o el surubí manchado para justificar nuestro reino? 

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